La forma más común de esquizofrenia es la variedad latente la que
nunca se hacía patente como locura
Los sujetos psicóticos llevan una doble contabilidad: Saben que la
mayoría de las personas no entiende sus pensamientos y creencias,
así que las esconden cuidadosamente, incluso en un entorno de
confianza y benevolencia.
Si una persona oyera voces, las tomaría como un síntoma de
fatiga y continuaría con su vida. El psicótico las toma en serio
Los delirios, a menudo de grandeza o persecutorios, se combinan
con una claridad total de pensamiento y acción.
Se descubrió que las personas aquejadas de pensamientos e ideas
extrañas que iban bien vestidas y que se expresaban bien tenían
más posibilidades de que se les considerara simplemente excéntricas
que si iban andrajosas y eran mal habladas, aunque sufrieran
exactamente los mismos síntomas
Delirios muy extraños, pero perfectamente estructurados le
permiten al psicótico vivir, hacen que su mundo tenga sentido
El delirio no constituye un problema sino una solución
Los delirios tienden a separarse en dos grupos: los intentos
temporales de encontrar significado, que no duran mucho, y los
sistemas más metódicos, construidos a lo largo del tiempo, que
suelen ser más sólidos.
Aunque todos nos enfrentamos con la cuestión de cómo dar
sentido a nuestras vidas, normalmente solo son los sujetos
psicóticos los que se lo toman realmente en serio.
Los esquizofrénicos, comparados con otras personas, son
extremadamente serios y están muy interesados en el significado.
Intentan encontrar algún tipo de principio unificador, algún tipo
de paz, simetría o armonía en el mundo. Ya que no existe en el
mundo real, la buscan en otro sitio.
En la paranoia se cristaliza un significado: la persona sabe qué
es lo que falla en el mundo. Hay una conspiración contra ella,
tiene una misión que cumplir, un mensaje que difundir. Sea el que
sea el contenido real del delirio, el significado que se atribuye a
la situación es sólido.
En la paranoia, el yo y el otro está en estrictamente separados,
pero en los pensamientos paranoides del esquizofrénico pueden
llegar a desdibujarse estos límites. el otro está presente en
ellos mismos, como si no fuera posible una separación total. El
esquizofrénico puede que crea que los pensamientos y hasta las
sensaciones que tiene no son suyas, sino que de algún modo las han
puesto ahí.
El paranoico es básicamente inocente: siempre es culpa de los
demás, ya se trate del vecino, la CIA o el gobierno. En la
melancolía, al contrario, siempre es culpa de uno mismo.
En la paranoia, la culpa sí la tiene el otro y, aunque a menudo
adopta una forma persecutoria -el otro me ataca, me mina, me acusa-,
puede adoptar tonos menos invasivos cuando se identifica al otro con
la naturaleza o con algún tipo de cualidad abstracta del mundo
La clave de la paranoia es que la persona quiere poner orden,
eliminar la maldad, ya sea porque interpreta que es algo que han
urdido los humanos o porque es el resultado de algún proceso
natural.
El paranoico se presenta como el único intérprete o legítimo
heredero de una ley o conocimiento, ya sea un dogma religioso, una
teoría social o educativa, o algún tipo de verdad científica.
Cuánto más fija y rígida es la atribución de la culpa al
mundo exterior, más probable es el diagnóstico de paranoia.
Los neuróticos no luchan por gran cosa, más bien viven en la
fantasía de que otra persona le resolverá la vida. Los neuróticos
evitan el riesgo, pero los paranoicos ponen su energía al servicio
de las causas en las que creen y ellos les debemos tanto las mejores
como las peores transformaciones de nuestra sociedad.
En la paranoia, a menudo, el delirio se trata como un mensaje que
debe transmitirse, y esta pasión por la verdad puede venir
acompañada de un rechazo a lo que es falso, no auténtico, o
socialmente convencional. Puede adoptar la forma de un rechazo a la
tecnología, la atención médica o los hábitos alimenticios
comunes, y puede estar relacionado con un proyecto para regresar a
la natural, cómo si la naturaleza fuera, en sí misma, una forma de
verdad no adulterada.
En la paranoia hay una denominación del deseo del otro -la CIA el
FBI etc- mientras que en la esquizofrenia el sujeto se queda en un
nivel en el que trata de entender este deseo.
El significado, por tanto, es más o menos fijo en la paranoia,
pero inestable en la esquizofrenia. Esto es justo lo que
observamos en la práctica: los lamentos del paranoico son inmunes
al consejo o la intervención, mientras que el esquizofrénico puede
llegar a describir su franqueza, su indefensión contra todo lo que
ocurre, como si no hubiera un significado central y unificador que
pudiera proporcionarle protección y orientación.
En la psicosis el sujeto tiene que inventar: en el caso del
paranoico poniendo nombre a lo que no funciona en el mundo; en el
caso del melancólico poniendo nombre a lo que no funciona en su
interior, y en el caso del esquizofrénico como una actividad no
resuelta y perpetua.
En la psicosis está presente en todas partes el tema de ser
excepcional ya sea un héroe o un chivo expiatorio, el sujeto ocupa
un lugar especial y único
La marca distintiva de la psicosis no es el contenido del sueño,
sino la relación del soñador con él, el lugar que le confiere en
su vida
La ausencia de duda es el indicador más claro de la presencia de
psicosis, esta seguridad puede adoptar la forma de la convicción
absoluta de alguna verdad ya sea un delirio paranoide o la de una
teoría científica o un dogma religioso
Los tormentos cotidianos del neurótico son las dudas: “me ama
el otro? amo realmente al otro?”, muy distintos del caso del
psicótico, que lo sabe con certeza: me aman
Los neuróticos, inseguros con respecto a sus objetivos o al
sentido de sus vidas, se verán arrastrados de manera natural hacia
alguien que sepa exactamente lo que quiere, que insiste en algún
tipo de conocimiento verdad con determinación ciega.
El delirio surge de una experiencia fundamental de significado a
la que los demás no tienen acceso, un momento de certeza que puede
reconocerse a posteriori por el modo en el que la persona intenta
corroborarlo, y no por su contenido real.
Esta claridad, que marca la ausencia de represión, es una señal
común de psicosis. Una persona neurótica llega con un síntoma que
necesita descodificación, con la psicosis es distinto la persona
llega con un síntoma, pero sabe por qué lo tiene. La creencia
inquebrantable en esta causalidad es la marca de la psicosis. Sin
embargo, en los casos neuróticos siempre hay un margen de duda o
culpa: me han maltratado pero, qué papel he jugado yo?
La interpretación de los detalles en los gestos de los otros
puede ser perfectamente correcta, pero la amplificación de las
señales cotidianas les puede resultar insoportable a los
psicóticos, y llevar a recelos, disputas o desavenencias constantes
con el entorno
Los psicóticos ven cosas que los demás no somos capaces de ver, es esta percepción exacerbada de los detalles la que le da la
capacidad de los descubrimientos más revolucionarios a menudo los
realicen los sujetos psicóticos
La primera señal diagnóstica de la psicosis era la fijación de
los opuestos bueno o malo que no admitía dialéctica o cambio
El uso de un antiguo término, acuñar nuevos términos a la
presunción de que el oyente comprende el significado de una nueva
palabra son indicios clásicos de la psicosis.
Cuando los padres imponen conscientemente un tabú en el
pensamiento, el niño construye un delirio. Esto también es
compatible con la vida normal y solo se convierte en un problema
cuando los acontecimientos externos ponen en cuestión el delirio.
Cree que los propios pensamientos y el cuerpo son controlados por
otra persona es un rasgo específicamente esquizofrénico, no los
encontramos en la paranoia.
La tradición rusa consideraba el pensamiento como algo importado:
interiorizamos el diálogo de nuestro entorno, lo que nos permite
establecer la estructura del pensamiento. Los pensamientos, en este
modelo, vienen primero desde el exterior y adoptan la forma de un
diálogo, de hecho, justo lo que algunos sujetos psicóticos nos
cuentan sobre su experiencia.
Cualquiera puede sufrir alucinaciones, pero para que puedan
considerarse un fenómeno psicótico, las alucinaciones deben tener
un significado para la persona: esta tiene que interpretarlas como
una señal dirigida a ella incluso si no tiene ni idea de qué
intentan comunicarle
Muchos sujetos psicóticos nunca experimentarán el desencadenante
de la psicosis. La vida sencillamente seguirá, y no llegará el
momento del colapso la desintegración
Hay una sensación de significación personal en estos
significados, diferente de la continuidad de su experiencia previa. El coche que pasa, el cambio de clima o el artículo del periódico
le señalan de algún modo. Las señales cotidianas empiezan a hacer
alusión a la persona, y estas ideas de referencia pueden llegar a
cobrar impulso. Como dijo un sujeto psicótico: todo significa algo.
El mundo ha cambiado, es diferente, tiene un significado, una
necesidad, pero el sentido real todavía no está claro
La sensación de que los cambios del mundo tienen que ver con uno
mismo
Sin embargo, el sujeto paranoico a menudo siente que el cambio le
ocurre a su entorno, en el caso del esquizofrénico, su cuerpo es el
que primero registra la idea de que se está produciendo un cambio.
Un extraño caminando por la calle podría constituir una señal que
yo debía interpretar.
Lacan lo llama los momentos fértiles que permiten la
elaboración de un delirio: la persona se da cuenta de que tiene una
misión o de que otro está conspirando contra ella
Se ha abierto un agujero en el mundo del significado y la persona
debe tratar de reorganizar, reconstruir, reelaborar así en la
última fase se construye un nuevo significado conjunto de
significados, que establece un orden en el mundo. Se llama delirio y
su objetivo es volver a unir el significante y el significado
El encuentro con algo que no se puede simbolizar, debido a la
ausencia de lo simbólico, tiende a empujar al sujeto psicótico en
la dirección de la creación (del delirio)
El fingir una emoción se consideraba por los analistas y
psiquiatras de los años 50 como un signo de psicosis, hoy se ha
convertido en una norma de subjetividad saludable.
Hay psicóticos que llevan una vida aparentemente normal. ¿Cómo
lo hacen? La respuesta reside una identificación ideal la persona
se identifica con un rol social o una función particular, que le da
una identidad, un punto de anclaje
El proyecto de cada sujeto psicótico de reestructurar su mundo debe
tomarse en serio.
Las percepciones fundamentales expresadas por sujetos psicóticos
deben ser respetadas e integradas en cualquier proceso terapéutico
para que encuentren un lugar en el mundo real, en lugar de una
sociedad ideal que exista solo en la imaginación del terapeuta.
El sujeto psicótico busca unir lo real, lo simbólico y lo
imaginario.
Las terapias cognitivas son útiles porque proporcionan al sujeto un
lenguaje, un modo de nombrar y ordenar su experiencia.
El proceso terapéutico no es solo explicar el significado, hay
que escuchar también la explicación del paciente y cómo encaja
esa explicación en su mundo.
En lugar de decirle al paciente que un delirio es malo, puede
limitarse a presenciarlo no para evaluar su verdad absoluta sino
simplemente para actuar como garantía del mismo un delirio después
de todo es una construcción, un trabajo reparador que implica
construir algo.
Los fenómenos de la psicosis no son signos de un déficit, sino, al
contrario, un camino hacia la creación.
En el momento en que la vida humana se define en términos de
utilidad, se abre la puerta a la estigmatización y la segregación.
El Tribunal Supremo de los Estados Unidos dictaminó en 1927 que
la esterilización de los enfermos mentales era constitucional.
Ninguna legislación europea era similar.
En 1937 el 66% de los estadounidenses estaba a favor de la
esterilización de los enfermos mentales
La redacción del proyecto de ley de la Alemania nazi se hizo
copiando casi en totalidad las leyes de esterilización
estadounidenses especialmente las del Estado de California
El activista eugenésico estadounidense Madison Grant escribió
“la muerte de la gran raza”, en el que instaba a la erradicación
de los no aptos. Hitler escribió al autor una carta expresando su
admiración.
Alex Carrell, el físico estadounidense galardonado con el premio
Nobel, propuso la exterminación de los no aptos en pequeñas
instituciones eutanásicas con gases adecuados. Este modelo fue
copiado por los nazis
Reconocer la locura discreta, la locura cotidiana, puede enseñarnos
los mecanismos que permiten que la psicosis se estabilice