martes, 9 de febrero de 2021

Sin conciencia (Robert. D. Hare, 1993)




La buena gente no suele sospechar de los demás: no pueden imaginarse al prójimo haciendo cosas que ellos son incapaces de hacer. William March, The bad seed.
Los psicópatas, con una total carencia de conciencia y sentimientos por los demás, toman lo que les apetece de la forma que les viene en gana, sin respeto por las normas sociales y sin el menor rastro de arrepentimiento o piedad.
El sello de los psicópatas es una impresionante falta de conciencia.
La psicopatía es muy común en nuestra sociedad.
Son personas auto centradas, insensibles, sin remordimientos y con una carencia total de empatía y capacidad para entablar relaciones emocionales con los demás.
Lo que le falta a estas personas es justo lo que nos permite vivir en armonía social.
Tienen una profunda incapacidad para preocuparse por el dolor y el sufrimeinto ajeno.
Si se les pilla en una contradicción, ni se inmutan, simplemente cambian de tema.
Los psicópatas son racionales y se dan cuenta de lo que hacen y por qué lo hacen.
Son sensibles a las cosas superficiales como la belleza y la fealdad.
Los psicópatas son verdaderos expertos en distorsionar la realidad en su beneficio. Ellos siempre quedan bajo la mejor luz.
Parecen tan seguros de sí mismos a la hora de usar la terminología y los conceptos de cualquier cosa que cualquiera no familiarizado con lo que dicen queda inmediatamente impresionado.
Los psicópatas tienen una visión narcisista de la vida. Se creen seres superiores a los que se debiera permitir vivir según sus propias normas.
Sus normas son estrategias para intentar a toda costa ser el número uno.
Los psicópatas no se avergüenzan de sus problemas legales, financieros o personales, más bien los ven como baches temporales, resultado de la mala suerte o de una sociedad injusta e incompetente.
Los psicópatas piensan que sus habilidades les permitirán alcanzar cualquier objetivo que se propongan.
El psicópata suele pensar a lo grande, pero con el dinero de los demás.
Criaré al niño a mi manera, si hace falta echaré a la madre.
Los psicópatas muestran una increíble falta de interés por los devastadores efectos que sus acciones tienen en los demás. No tienen sentimientos de culpa.No se arrepienten en absoluto de nada.
Los sentimientos de los demás no son de su interés.
Los psicópatas ven a la gente como meros objetos que les pueden dar gratificaciones. El débil y el vulnerable son sus objetivos de explotación favoritos.
Los psicópatas están más preocupados por el funcionamiento de un coche que de sus seres queridos.
Para un psicópata, su familia está a su servicio, si es necesario que se arruine para que él triunfe, lo ve como algo normal, algo que tiene que ser.
Los psicópatas mienten sin problema ninguno, están orgullosos de su habilidad para mentir, les da igual ser pillados.
Para los psicópatas, no explotar las debilidades de los demás es de tontos.
No tienen conciencia emocional de las cosas, por eso tiran para adelante, les da igual lo que suceda y a quién le suceda.
Llevan un estilo de vida claramente inestable y sin dirección alguna (solo movidos por el control, la “libertad” de hacer lo que quieran y el poder), caracterizado por la violación flagrante de las normas sociales.
El delincuente normal tiene un sistema de valores interno, aunque no sea el correcto. Si viola su sistema, se siente culpable. El psicópata no.
Los psicópatas no pasan mucho tiempo sopesando los pros y los contras de un curso de acción o considerando las posibles consecuencias. Lo hacen y listo.
Les motiva conseguir una satisfacción, un placer o un alivio inmediato (cuando ellos quieran).
Los psicópatas no modifican sus deseos, simplemente ignoran las necesidades de los demás.
Los psicópatas tienden a vivir al día y a cambiar de planes frecuentemente. No le dan mucha importancia al futuro. Se definen como nómadas, que odian que los aten o lastren.
Los psicópatas tienen una gran necesidad de excitación, son incapaces de tolerar la monotonía o la rutina.
Los psicópatas no dudan en utilizar los recursos familiares o los recursos de sus amigos para salir de dificultades. Es más, se creen con derecho a eso. El resto del mundo está obligado a ayudarles porque ellos son especiales.
Los psicópatas consideran que las reglas y expectativas de la sociedad son sólo inconvenientes, impedimentos poco razonables a la plena expresión de sus inclinaciones y deseos. Ellos ponen sus propias reglas, tanto de niños como de adultos.
Muchos psicópatas hacen cosas que aún no siendo ilegales, son inmorales y dañan a los demás.
Los psicópatas son gente promiscua y tiene muchos hijos, asegurando así la transmisión genética del carácter psicopático.
Las reglas existen por una apreciación de la necesidad de cooperación y armonía social o una capacidad de pensar en (y de que nos importen) los sentimientos, derechos, necesidad y bienestar de los que nos rodean.
Los psicópatas tienen pocas aptitudes para experimentar respuestas emocionales como el miedo y la ansiedad, que son las principales fuentes de la conciencia.
Los psicópatas son muy buenos en concentrarse en las cosas que les interesan y obviar todo lo demás. Solo prestan atención a las recompensas que pueden obtener que ignoran señales que podrían advertirles de algún peligro.
El lenguaje interior de los psicópatas carece del componente emocional.
Los psicópatas no tienen capacidad para imaginarse mentalmente las consecuencias de su conducta en los demás.
Son más libres que el resto de nosotros para elegir y quedarse con las normas y restricciones que les parece.
Son incapaces de realizar algo en beneficio de otra persona.
No muestran lealtad a grupos, códigos o principios más que a ser el número uno.
El psicópata se sabe la letra pero no la música. No ha experimentado nunca lo que dice.
Su capacidad para aprovechar cualquier situación que aparezca, combinada con su falta de control interno que conocemos como conciencia, da lugar a una potente fórmula para el crimen.
La violencia psicopática tiende a ser insensible y fría, directa, sin complicaciones. Más como un asunto de negocios que como expresión de un malestar profundo.
Valoran a la gente solo en función de si se doblegan a su voluntad o pueden ser coaccionados o manipulados para conseguir sus fines.
Tienen una mente simple y superficial.
Usan sus encantos, sus habilidades sociales y sus relaciones familiares para ganarse la confianza de los demás.
Que se los reconozca públicamente como mentirosos les da igual, les encanta que hablen de ellos.
Hay psicópatas con éxito, muchos, pero siempre es a expensas de explotar a otros.
Son muy buenos a la hora de venderse.
Lo que los hace diferentes es la facilidad con la que mienten, la dominación del engaño en sus vidas y la insensibilidad con la que lo llevan a cabo.
En su cerebro no están conectadas las palabras con las emociones.
No conocen/sienten el significado emocional de las palabras, pero pueden aprender las palabras que usan los demás para describir las experiencias que ellos no pueden entender.
Su autoimagen está definida más por sus posesiones u otros signos de éxito y poder que por el amor y la compasión, que son abstracciones que no tienen significado para ellos.
Tragamos el anzuelo no por lo que dicen, sino por cómo lo dicen. Son habilidosos cuentistas, pero con el objetivo de conseguir poder y autogratificación.
No están locos. Entienden las reglas y el significado del bien y del mal. Son capaces de controlar la conducta y conocen las consecuencias. Pero disfrutan sintiendo el poder de transgredir esas normas y situarse por encima de los demás.
No entienden las reglas emocionales.
Tienden a ver cualquier interacción social como una oportunidad para “alimentarse”, un desafío en el que solo puede haber un ganador, alguien que se imponga al otro, lo domine, lo someta. Los motiva el control, el poder, el dominio sobre el otro.
Si tienes algún punto débil, el psicópata lo encontrará y lo explotará.
Son niños egoístas y autoritarios que se creen omnipotentes.
El trastorno de la conducta no posee los trazos emocionales, cognitivos e interpersonales de la personalidad (egocentrismo, ausencia de empatía, culpabilidad, remoridimiento, etc) que tiene el psicópata.
La intervención tiene que darse en la infancia o no tendrá ningún efecto.
Los psicópatas de nuestro entorno han desencadenado una crisis social.
Las técnicas de embaucamiento del psicópata tienen más éxito en una sociedad competitiva como la nuestra. Pueden ser hasta adaptativas.
Los factores ambientales (familia rica o no) son los que decidirán que el psicópata natural se decante por ser un estafador de guante blanco o un asesino.
El contexto social por sí mismo no crea un psicópata, ni tampoco podrá corregirlo.
No existen evidencias de que el ambiente familiar del psicópata difiera del de los demás delincuentes.
Nuestra sociedad es cada vez más tolerante con las personalidades psicopáticas. En nuestras escuelas, casas y calles el psicópata pasa sin ser detectado, aprovechándose y explotando a todos a su paso.
No tienen ansiedad ni miedo. Casi no experimentan malestar (solo cuando no están en una posición de control o poder). Están satisfechos con ellos mismos y con su paisaje interior por mucho que éste pueda ser sombrío para los observadores externos. Ellos no ven qué mal hacen con su vida, casi no experimentan malestar y encuentran su conducta racional, gratificante y satisfactoria. Nunca miran hacia atrás con arrepentimiento. Se perciben a sí mismos como seres superiores en un mundo hostil en el que todos compiten por los recursos y el poder. Se sienten legitimados para manipular y engañar a los demás y así gozar de sus “derechos”.
Tienen una personalidad sólida como una roca.
Están perfectamente felices con ellos mismos.
Intentan abrumar a sus víctimas con halagos, interés fingido, amabilidad e historias inventadas acerca de negocios y estatus social.
Si sufren algo es porque no tienen lo que desean o lo que ellos piensan que se merecen.
Tienen una necesidad de control psicológico y físico. En una lucha de poder, al psicópata solo le interesa ganar, nada más.