Cualquier enseñanza que centra su atención en actuar sobre el ego provoca necesariamente una reacción egoica, de resistencia y de ataque.
¿Para qué seguir viviendo con esta carga de desdicha? ¿Para qué continuar con esta lucha interminable?
La incapacidad de sentir conexión con tu verdadera naturaleza crea la ilusión de que estás separado de ti mismo y del mundo que te rodea, entonces te percibes como un fragmento aislado. Surge el miedo y los conflictos externos o internos pasan a ser la norma.
“Yo soy” es anterior a “yo soy esto” o “yo soy aquello”.
Cuando escuchas un pensamiento, no solo eres consciente del pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento. Ha surgido una nueva dimensión de conciencia.
El ser normalmente está nublado por la mente.
Observar al pensador es un buen ejercicio de meditación, así retiras la conciencia de tu actividad mental y creas una brecha sin mente en la que estás muy alerta y consciente pero no piensas. Esa es la esencia de la meditación.
El paso más vital en tu camino hacia la iluminación es este: aprende a no identificarte con tu mente.
Entre el 80 y el 90 por ciento del pensamiento de la gente es inútil y repetitivo.
Básicamente todas las emociones y pensamientos inútiles son modificaciones de una emoción primordial e indiferenciada que tiene su origen en la pérdida de conciencia de tu identidad real.
Lo que denominamos amor puede ser placentero y excitante durante algún tiempo, pero es un apego adictivo, un estado de extrema necesidad que puede convertirse en su opuesto.
El momento presente a veces es desagradable, inaceptable u horrible.
Acepta y después actúa. Acepta cualquier cosa que contenga el momento presente como si la hubieras elegido. Trabaja siempre a favor del momento, no contra él.
Identifica el dolor y acepta que está ahí. No pienses en él, no dejes que el sentimiento se convierta en pensamiento. No juzgues ni analices. No te fabriques una identidad con el dolor. Mantente presente y continúa siendo un observador de lo que ocurre dentro de ti. Toma conciencia no solo del dolor, sino también de “aquel que lo observa”.
Defender la posición mental con la que te has identificado se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.
Observa cualquier actitud defensiva que surja en ti, qué estás defendiendo? Una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente ese patrón y observándolo, puedes romper la identificación con él.
Mientras la mente egotista dirija tu vida, no podrás sentirte verdaderamente tranquilo.
El ego es un sentido de identidad derivado de las cosas externas, necesita identificarse con ellas, necesita ser defendido y alimentado constantemente.
Las identificaciones más habituales del ego tienen que ver con las posesiones, con el trabajo, con el estatus y reconocimiento social, con el conocimiento y la educación, con la apariencia física, con las habilidades personales, con la historia familiar, con las relaciones, con identificaciones colectivas como naciones, raza, religión, etcétera. Ninguna de esas cosas eres tú.
El ego es vulnerable y se siente amenazado -porque no es real- y por eso vive en un estado de miedo y necesidad.
En situaciones de emergencia, cuando sentimos que nuestra vida está amenazada, el cambio de conciencia por el que pasamos del tiempo a la presencia ocurre de manera natural. La personalidad que tiene un pasado y un futuro se retira momentáneamente y es reemplazada por una intensa presencia consciente, muy serena pero al mismo tiempo muy alerta.
Mantente presente como observador de tu mente, de tus pensamientos y emociones, así como de tus reacciones a las diversas situaciones. Interésate tanto por tus reacciones como por la situación o persona que te hace reaccionar.
Ante una verdadera emergencia, la mente se para; estás totalmente presente en el ahora y algo infinitamente más poderoso asume el control.
En cuanto tu atención se orienta hacia el ahora, sientes una presencia, una quietud, una paz. Ya no dependes del futuro para conseguir la satisfacción o la realización. No te apegas a los resultados. Ni el éxito ni el fracaso pueden cambiar el estado de tu Ser interno.
Tampoco te paraliza el miedo al fracaso, que para el ego implica una pérdida de identidad.
Cuando tu sentido de identidad se deriva del Ser, in tu felicidad ni tu sentido de identidad dependen de los resultados, y por tanto estás libre del miedo.
El problema no son las facturas, el problema es la pérdida del ahora.
Saber que no estás presente ya es un gran éxito: ese saber es presencia.
La incomodidad de la inconsciencia ordinaria se convierte en el dolor de la inconsciencia profunda.
Ya Buda enseñó que la raíz del sufrimiento se halla en nuestro constante desear y anhelar.
Acostúmbrate a hacer un seguimiento de tu estado emocional y mental mediante la autoobservacion.
Si tu aquí y ahora te resulta intolerable y te hace desgraciado, tienes tres opciones: retirarte de la situación, cambiarla o aceptarla totalmente. Si quieres asumir la responsabilidad de tu vida, debes elegir una de estas tes opciones, y debes elegirla ahora. Después acepta las consecuencias. Sin excusas, sin negatividad, sin contaminación psíquica. Mantén limpio tu espacio interno.
Normalmente es mejor hacer cualquier cosa que no hacer nada. Si cometes un error al menos aprenderás algo.
Si verdaderamente no hay nada que puedas hacer para cambiar tu aquí y ahora, y tampoco puedes retirarte de la situación, entonces acepta totalmente que estás aquí y ahora abandonando toda resistencia interna. A este acto se le denomina rendición. No es debilidad, al contrario, requiere una gran fuerza. De este modo, el falso yo infeliz que necesita demostrar su valía, le encanta sentirse desgraciado, resentido o compadecerse de sí mismo, no sobrevivirá y serás libre.
¿Te absorbe mucha atención el pasado? ¿Sueles hablar de él y pensar en él positiva o negativamente? Además de reforzar un falso sentido de identidad, estás ayudando a acelerar el proceso de envejecimiento de tu cuerpo produciendo una acumulación de pasado en tu psique.
Algún día lo conseguiré. ¿Está tu atención tan absorta en los objetivos que reduces el momento presente a ser un medio para un fin? ¿Estás esperando para empezar a vivir? Si has desarrollado ese patrón mental, independientemente de lo que hagas o consigas, el presente nunca será suficientemente bueno para ti.
Es bastante común que la gente se pase toda la vida esperando para empezar a vivir.
El poder del ahora es el poder de tu presencia, tu conciencia liberada de las formas del pensamiento.
Cuanta más atención concedes al pasado, más lo energizas, y más probable es que te construyas una identidad con él.
No ignores tu pasado, presta atención a él, pero estando suficientemente presente como para observarlo, sin criticarlo ni analizarlo, sin juicio alguno, entonces estás afrontando el pasado y disolviéndolo con el poder de tu presencia.
No trates de entender el pasado, sino de estar todo lo presente que puedas.
Los artistas de nuestra sociedad no pueden liberarse de la mente ni por un momento, por eso nunca llegan a estar en contacto con ese lugar interno de donde surgen la belleza y la verdadera creatividad. Dejada a sí misma, la mente crea monstruosidades.
La mente egotista es como un barco que se hunde: si no saltas, te hundirás con él. La mente egotista colectiva es la entidad más destructiva y peligrosamente loca que ha habitado este planeta.
Si no fuera por el alcohol, los tranquilizantes, los antidepresivos y las drogas ilegales, consumidos todos ellos en enormes cantidades, la locura de la mente humana se habría hecho aún más descaradamente evidente de lo que ya es.
El maestro y el discípulo, juntos, crean la enseñanza.
Solo la quietud interna puede percibir el silencio externo.
Cuando escuches a otra persona no la escuches solo con tu mente, escúchala con todo tu cuerpo. Es el regalo más precioso que le puedes dar. La mayoría de la gente no sabe escuchar porque casi toda su atención está ocupada por el pensamiento.
La meditación es una manera de crear una discontinuidad en el flujo incesante de pensamiento.
La verdadera salvación es plenitud, es paz, vivir la vida al máximo. Ser quien eres.
Mientras estás identificado con la mente, tu sentido de identidad se fundamenta en algo que es externo a ti. Extraes tu identidad de cosas que en último término no tienen nada que ver con quien eres: tu posición social, posesiones, apariencia externa, éxitos y fracasos, sistemas de creencias… Ese falso yo fabricado por la mente, el ego, se siente vulnerable, inseguro y siempre está buscando algo nuevo con lo que identificarse para sentir que existe. Pero nada de lo que encuentra acaba siendo suficiente para darle satisfacción duradera. Su sensación de carencia y necesidad perdura eternamente.
Si tu amor tiene un opuesto, entonces no es amor, sino la intensa necesidad del ego de una identidad más completa y profunda.
Para mucha gente, acceder al ahora es acceder al dolor, y por eso escapan del momento presente.
En el momento que dejas de juzgar y aceptas lo que es, eres libre de la mente.
En el momento en que empiezas a discutir, te has identificado con una posición mental, y junto con esa posición estás defendiendo tu sentido de identidad. Entonces el ego se pone al mando.
Mente y resistencia del ego son términos sinónimos.
Las motivaciones típicas que mueven al ego a actuar son: miedo, avaricia, control, defensa o alimentación del falso sentido de identidad.
El ego es la mente no observada. El ego se percibe como un fragmento separado en un universo hostil, sin conexión real con ningún otro ser, rodeado por otros egos que o ve como una amenaza potencial o intentará manipular para sus propios fines.
El ego no llega a resolver ninguno de sus problemas porque el problema es el ego mismo.
Cuando dejas que el pasado o el futuro oscurezcan el presente, estás creando tiempo psicológico, el material del que está hecho el drama.
La acción compulsiva y la tendencia a extraer la propia autoestima y la identidad de factores externos, como el éxito, es una ilusión inevitable mientras te identifiques con la mente.
Toda la industria publicitaria y la sociedad de consumo de se derrumbarían si la gente se iluminase y dejase de buscar su identidad a través de las cosas. Cuanto más busques la felicidad de se modo, más te eludirá.
Cuando desaparece la dependencia desaparece también el miedo a la pérdida. La vida fluye con tranquilidad.
Cuando estás presente, el ansia de experiencia sensorial desaparece, como también desaparece la búsqueda constante de gratificación psicológica, que es alimento para el ego.
Acepta el momento como es, sin resistencia ni negatividad emocional. Después te pones en acción y haces todo lo posible por salir del barro. Eso es lo que denomino acción positiva.
La no rendición (aceptación del momento presente sin juzgarlo) endurece el caparazón del ego, creando una fuerte sensación de separación. En mundo que te rodea y su gente pueden parecerte amenazantes. Surge una necesidad compulsiva inconsciente de destruir a los demás mediante juicios, competir y dominar.
Después de observar la situación pregúntate “hay algo que pueda hacer para cambiar la situación, mejorarla o apartarme de ella?” Si es así, emprende la acción apropiada. No entres en las cien cosas que tendrás que hacer en el futuro, sino en la única cosa que puedes hacer ahora.
Si no puedes hacer nada, tampoco puedes salir de esa situación, úsala para entrar más profundamente en la rendición, en el ahora, en el Ser. A menudo el cambio se presenta sin necesidad de hacer gran cosa por tu parte.
Si no puedes aceptar lo que es, eso implica que nunca puedes aceptar a las personas como son. Las juzgarás, las criticarás, las etiquetarás, las rechazarás o intentarás cambiarlas.
Lo primero que tienes que hacer cuando estás en una discusión es observar cómo te pones a la defensiva inconscientemente. Observa el apego a tus puntos de vista y opiniones. Esa es la energía de la mente egotista. Haciéndola consciente acabarás por destruirla.
El ego cree que la fuerza reside en resistirse.
La resistencia es debilidad (inseguridad) y miedo disfrazados de fuerza.
Solo abandonando la resistencia, haciéndote “vulnerable”, puedes descubrir tu verdadera y esencial invulnerabilidad.
Afrontar el dolor profundo, dejarlo ser, poner tu atención en él, es entrar en la muerte conscientemente. Cuando hayas muerto esa muerte, te darás cuenta de que no hay muerte y no hay nada que temer. La muerte no es algo a lo que hay que temer. Solo le teme a la muerte el ego.
La elección requiere conciencia, sin ella no hay elección, no hay libertad. La elección empieza cuando dejas de identificarte con la mente.
