viernes, 24 de diciembre de 2010

El viejo y el mar. ( Ernest Hemingway. 1952 )


Obra maestra de la literatura, simplemente por el hecho de contar mediante una historia sencilla y sin complicaciones, toda la verdad y la complejidad de una persona y de una vida, de lo que es el transcurso de ésta, de lo que es realmente vivir, enfrentarse a uno mismo y a sus propios miedos, y hacernos entender que esta es la única manera que nos permite seguir viviendo. Con un ritmo lento pero enamoradizo, Hemingway nos narra lo que es la vida vista desde el punto de vista de un viejo y enamorado marinero. Lenta, profunda, sentimental, detallista, ilusoria, compleja, poética y vital. Una novela eterna. Unas frases y un tema para escuchar mientras las lees:

·               En Mayo cualquiera es pescador.
·               El viejo abrió los ojos y por un momento fue como si regresara de muy lejos; luego sonrió.
·               ¿Por qué los viejos despertarán tan temprano? Será para tener un día más largo?
·               Decía siempre la mar. Así es como dicen en español cuando la quieren. Aunque hablen mal de ella siempre se refieren a ella como si fuera una mujer.
·               La Luna, pensaba,  le afectaba lo mismo que a una mujer.
·               Sus grandes ojos sin inteligencia mirando fijamente mientras dejaba su vida contra la tablazón del bote.
·               Nadie debiera estar sólo en su vejez, pensó. Pero es inevitable.
·               Son buena gente (los delfines). Juegan y bromean y se hacen el amor. Son nuestros hermanos, como los peces voladores.
·               La hembra de aguja presentó una pelea fiera, desesperada, llena de pánico que no tardó en agotarla. Durante todo este tiempo el macho permaneció con ella (...) luego cundo la había matado e izado a bordo, el macho había permanecido junto al bote. Después dio un salto en el aire junto al bote para ver donde estaba la hembra. Después se había sumergido en la profundidad.
·               Tal vez yo no debiera ser pescador, pero para eso he nacido.
·               Miró por sobre el mar y se dio cuenta de cuan solo se encontraba.
·               Los peces no son tan inteligentes como los que los matamos. Pero son más nobles y más hábiles.
·               Se mecía como si el océano estuviera haciendo el amor con alguna cosa.
·               Será más difícil de comer que el bonito, pero después de todo, nada es fácil.
·               El castigo del anzuelo no es nada. El castigo del hambre y de que se halle frente a una cosa que desconoce lo es todo.
·               Este pez podría alimentar a mucha gente, pero ¿serían dignos de comérselo? No claro que no.
·               Pez, vas a morir de todos modos, ¿tienes que matarme también a mí?
·               Un hombre puede ser destruido, pero nunca derrotado.
·               ... Requemado por el sol y la violada, redondeada, iridiscente, gelatinosa y violada vejiga de una medusa flotando cerca del bote .
·               ... Y se dio cuenta de que nadie jamás está solo en el mar.
·               No hay persona digna de comérselo, a juzgar por su comportamiento y su gran dignidad.
·               Quizás no fuese más inteligente que él – pensó acaso estuviese mejor armado.
·               Has tratado de comprarla (la suerte) con ochenta y cuatro días en el mar. Y casi estuvieron a punto de vendértela.
·               Pero yo prefiero ser exacto. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto.

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