domingo, 19 de marzo de 2017

¿Dónde está mi tribu? (Carolina del Olmo, 2013)






  • ·       Aceptar a fondo la relación de dependencia que me une a mi hijo me resultó clave para sortear la fuente de malestar y malhumor permanente en que suelen convertirse las necesidades de un hijo cuando se las concibe como obstáculos para lograr otros fines.
  • ·       La huida del cuidado como destino femenino les impedía comprender el cuidado como algo distinto del sacrificio.
  • ·       Algunas de nosotras nos estamos convirtiendo en los hombres con los que nos gustaría casarnos.
  • ·       Esta organización social provoca que sea prácticamente imposible criar a nuestros hijos como de verdad nos gustaría hacerlo
  • ·       Cada día acusamos la incompatibilidad entre nuestras necesidades antropológicas y las componendas a las que nos vemos obligados para acoplarnos a la dictadura de la economía.
  • ·       Se habla continuamente de libertad, de autonomía, de realización personal y de búsqueda de la felicidad, pero vivimos atados a las cadenas del trabajo asalariado y el consumismo y nos encontramos más perdidos y solos que nunca.
  • ·       El que la felicidad se encuentre en ser autónomos y autosuficientes es una mentira (impuesta por una sociedad que impone el hedonismo y la identificación y realización personal a través de bienes materiales). La aparición de un hijo resulta una circunstancia tan abrupta e inapelable que la certeza de que se trata de una ficción se impone por sí misma.
  • ·       La ciencia demuestra una correlación entre la colaboración de las abuelas en la crianza y unos índices de natalidad más elevados.
  • ·       Si uno busca lealtad y empatía en el mundo del trabajo sencillamente está cometiendo un error categórico: está mirando en el lugar equivocado.
  • ·       El amor tiene una fecha de caducidad, más alllá de la cual la prolongación de una relación se convierte en patológica.
  • ·       Esta sociedad es tan enfermiza que si renuncias a hacer lo que hacías antes de tener un hijo, se interpreta como una capitulación, como una renuncia a tu estatus de individuo.
  • ·       Esmuy complicado mantener el tipo de compromiso que exige un hijo si lo que me define son exclusivamente mis preferencias.
  • ·       La maternidad podría ser una buena ocasión para cuestionar los modelos de vida típicos del hiperconsumismo contemporáneo.
  • ·       Renunciar a la maternidad no te hace ni más ni menos libre, como tampoco lo hace el reducir a mi ingesta de líquidos diarios a la mitad.
  • ·       La dinámica económica y social desincentiva constantemente la opción de tener hijos.
  • ·       La cultura hedonista que nos rodea no solo defiende la libertad y la movilidad del comprador y ensalza las virtudes de la independencia y la realización personal (ficticia), sino que además vincula ese desarrollo individual con el ocio y el consumo por un lado, y con la carrera profesional por el otro. En esa visión del mundo triunfante, la maternidad solo puede aparecer como esclavitud o como autorrealización narcisista.
  • ·       Es lo que sucede con la maternidad narcisista. Si mi hijo ha de ser un instrumento para mi realización como individuo, tendrá que ser él quien se amolde a mí. El problema es que a los niños son entidades libres que no tienen por qué someterse (como nosotros estamos) a las peculiaridades de nuestro sistema social.
  • ·       Estamos imbuidos en una ideología hedonista y egoísta que nos lleva a defender nuestro bienestar individual por encima de todo.
  • ·       Las comunidades, una vez destruidas, son extremadamente difíciles de regenerar.
  • ·       Un niño no es un proyecto de adulto, sino que un adulto es “lo que queda del niño” A.M. Matute
  • ·       La mercantilización generalizada y la extensión del trabajo asalariado pone en peligro sistemáticamente los lazos sociales en los que se fundan estos cuidados mutuos.
  • ·       Nuestra vida no es una progresión de independencia hasta alcanzar el cenit que da paso a la decadencia de la senectud (como nos hicieron creer los neoliberales, ser libres para comprar). Al revés, estamos inmersos en una red inextricable de dependencias y vulnerabilidades.
  • ·       Solo los dioses o los monstruos pueden estar solos. Aristóteles
  • ·       La dependencia, que siempre había visto como un defecto, es un hecho irrebasable de amplia repercusión social.
  • ·       El cuidado de un niño exige tal grado de compromiso, material, social y emocional, que ni siquiera nuestra sociedad líquida puede ocultarlo por completo.
  • ·       El hecho de que las mujeres asumiesen todo el trabajo doméstico hizo infinitamente más egoístas a los hombres.
  • ·       No acepto que las guarderías constituyan una herramienta básica para la liberación de la mujer, entre otras cosas porque el mercado de trabajo es un mecanismo de desigualdad y alienación, no de emancipación. Las guarderías son hoy aparcaderos de niños cuya necesidad ha sido impuesta por la economía y por una ideología centrada en la producción y el empleo remunerado.
  • ·       El segundo hijo siempre socava la creencia de los padres en su poder para moldear a sus hijos.
  • ·       Nuestra sociedad da la espalda completamente a la centralidad de los cuidados.
  • ·       El reto es conseguir que los cuidados pasen a ocupar el centro de la vida política y económica.
  • ·       Los problemas de madres y padres tienen que ver, principalmente, con una dinámica social profundamente hostil a la crianza.
  • Necesitamos una organización social en la que ser madre no implique salirse del mundo ni hacer equilibrios imposibles; en la que participar activamente en la vida común no signifique mutilar la experiencia maternal ni externalizar el cuidado.