Una persona resiliente, optimista, individualista y, sobre todo, económicamente productiva: las características que necesita y desea la nueva economía.
Todo el abordaje de la salud mental se ha modificado radicalmente con el fin de satisfacer estas nuevas necesidades.
El sector farmacéutico ha estado comprando el DSM en grandes cantidades para luego distribuirlo gratuitamente entre los profesionales clínicos de todo el país.
A través de su análisis de la religión, Marx había descubierto que las instituciones encargadas de comprender y gestionar el sufrimiento eran de crucial importancia para los fines de una economía.
La economía ha reformulado el sufrimiento para vincular su origen a causas individuales, induciendo así a las personas a pensar que lo que funciona y es preciso reformar son ellas mismas y no el sistema económico y social en el que viven.
Un endeudamiento excesivo a una edad temprana limita las perspectivas de las y los estudiantes en un momento en el que deberían ser los más amplias posible.
El endeudameinto genera conformismo económico entre las y los estudiantes y les fuerza a aceptar las realidades económicas del sistema al que se van a incorporar en vez de oponerse a ellas.
El endeudamiento es una potente vía de socialización en el neoliberalismo que obliga a la gente joven a someterse muy pronto a los dictados del status quo económico.
Long term antipsychotic treatment and brain volumes: a longitudinal study of first episode schizophrenia.
El endeudamiento y los fármacos han tenido efectos ideológicos al reclasificar problemas sociales como deficiencias individuales.
Ahora trabajamos muchas más horas, debemos desplazarnos desde lugares más distantes y cambiamos de empleo con mucho mayor frecuencia que durante las cuatro décadas anteriores.
El cambio de un puesto de trabajo mejor para otro peor tiene efectos perjudiciales para nuestra salud mental.
Una criatura adquiere resiliencia si cuenta con un entorno afectuoso que le brinda apoyo y goza de una seguridad económica, tienes buenas amistades, dispone de un centro social juvenil, etcétera y no porque haya recibido clases de resiliencia.
Los niños participan más en las actividades deportivas si el fin último es jugar y pasarlo bien, no competir y ganar. (The prize of prizes and the costo of competition in our schools)
La epidemia de la talidomida afectaba solo a los niños nacidos en Europa occidental, mientras que los nacidas en el este quedaban relativamente a salvo. La reglamentación mucho más estricta del bloque soviético con las farmacéuticas los salvó.
Los antidepresivos ISRS aumentan los sentimientos suicidas en niños.
Nos venden el consumo como la vía más factible para mitigar las múltiples penalidades de la vida moderna.
La gente está sufriendo en las sociedades modernas, y ahora se ha capitalizado ese malestar con la industria farmacéutica.
Los suicidios de los agricultores se debían a que las grandes multinacionales del sector estaban modificando genéticamente las semillas para que las plantas fueran infértiles y forzar a comprarlas cada año.
El capitalismo no quiere que la vida interior de las personas esté libre de problemas; le encanta que sean depresivas funcionales o alcohólicas funcionales, porque en ambos casos seguirán siendo consumidores funcionales y eso es lo que realmente cuenta. —Giles Fraser.
Nuestra biología y nuestro entorno familiar no son los únicos factores que modelan nuestra personalidad. —Fromm
La sociedad capitalista educa a las personas para que actúen de la manera adecuada para garantizar la continuidad del sistema.
Las personas controladas por el capitalismo han dejado de tener una relación racional con el consumo y derivan gran parte de su sentido de identidad y autoestima de aquello que tienen y poseen.
Cuánto más alta es la gama del vehículo y mayor su valor, menos probable es que el conductor se pare para ceder el paso al peatón. (Higher social class predicts increased unethical behaviour).
Las personas que tienen un coche de gama alta conducen de manera más egoísta y temeraria.
Las personas de mayor estatus actúan de manera menos ética: hacen más trampas, defraudan más, roban más, mienten más y apoyan decisiones poco éticas. Se saltan las normas en beneficio propio.
Las personas más materialistas son más mezquinas y posesivas que las no materialistas. (Kasser, the high price of materialism.)
Las personas más materialistas son más propensas a compensar sus sensaciones de inadecuación personal por medio de algún objeto.
Las personas materialistas recurren al consumo para gestionar diversos tipos de inseguridad emocional.
Las personas materialistas manifiestan menor tendencia a cooperar, a actuar con empatía o a ser generosas, es más probable que cosifiquen a otras personas y son más propensas a experimentar sensaciones de aislamiento interpersonal.
Las personas que concentran la atención en el dinero, la imagen y la popularidad declaran más episodios de depresión, más problemas de salud mental y menor vitalidad que quienes mantienen actitudes menos materialistas.
El materialismo aparece vinculado a una gran cantidad de efectos, sentimientos y comportamientos nocivos, como consumo compulsivo y hábitos perjudiciales para la salud, una autoimagen más negativa, menos emociones positivas, más depresión, niveles más bajos de bienestar general, más ansiedad peor estado de salud física y menor satisfacción vital. (Materialism and personal well being, a metanalisis.)
Cuanto más recurramos a la riqueza, el estatus y el atractivo superficial como ungüentos compensatorios, menor prioridad concederemos a aquello que podría volver a enriquecer nuestra vida y darle sentido.
Bajo la guisa de querer ayudarnos, el materialismo nos perjudica porque entra en conflicto con los valores, actividades y formas de apoyo que permiten llevar una vida satisfactoria y con sentido.
El capitalismo requiere que actuemos de un modo que va en contra de nuestra salud emocional y relacional
El amor por el dinero va en contra de nuestras mejores cualidades humanas —Keyness
Una vida productiva tiene más que ver con vivir con plenitud ética y humanamente en el seno de la comunidad, aplicando las propias cualidades intelectuales, creativas e interpersonales en favor del bienestar personal y colectivo que en perseguir obsesivamente el dinero.
Tatcher no tenía ningún interés en sí misma, no era introspectiva, no se quería conocer. Por eso necesitaba estar siempre ocupada.
La filosofía humanista prestó mucha atención a la identificación y la eliminación de los obstáculos que frenan nuestro desarrollo natural.
El malestar emocional, incluso en sus formas más agudas, tiene sus raíces en los factores sociales y psicológicos que obstaculizan nuestro desarrollo.
Lo que hace satisfactoria una vida no es tener muchas cosas, sino vivir de manera más auténtica, más relacional y más significativa.
El enfoque medicalizado disuelve la experiencia colectiva al fragmentar nuestro malestar de origen social en diferentes disfunciones individuales con sede en el yo individual.
La gente que sufre emocionalmente casi siempre no tiene respuestas patológicas sino que está reaccionando de manera sana ante factores sociales aversivos.
Pfizer creó unos cuestionarios sobre ansiedad y depresión en los que casi siempre te salía que necesitabas medicación. Curiosamente, ellos elaboraban fármacos contra ansiedad y depresión.
La mayoría de la gente se gasta el dinero para gozar de la ilusión de ser de un estatus superior, que son especiales, que forman parte de un grupo social privilegiado.
El 10 por ciento de los hogares más ricos de UK tributa un 13 por ciento menos de media que el 10 por ciento de los hogares más pobres.
En cualquier sociedad, cuanto mayor es la brecha entre ricos y pobres, más graves son todos y cada uno de los problemas sociales y más extendidos están.
La prevalencia de “enfermedades” mentales y de problemas de salud en general es mucho mayor en las sociedades más desiguales.
En las sociedades igualitarias, los egoístas son condenados al ostracismo y las mujeres se emparejan más con hombres prosociales.
Los mayores niveles de ansiedad se registran en las sociedades más desiguales.
La ansiedad por el estatus divide, enfrenta y genera temor entre las personas.
La dedicación de menos tiempo a la familia está vinculada a mayores niveles de depresión y consumo y mayor obsesión por el estatus y la aprobación social.
A través del consumo intentamos satisfacer la necesidad de aceptación y de sentir que nos valoran (y, por consiguiente, la sensación de seguridad y de apoyo que aporta el hecho de formar parte del grupo), una necesidad que las sociedades sumamente desiguales dejan insatisfecha.
El poder adopta las ideas y prácticas que sirven mejor a sus intereses; y estas ideas y prácticas acaban configurando la realidad cotidiana.
miércoles, 19 de abril de 2023
Sedados (James Davies, 2021)
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En relación a la desigualdad económica, no creo que en Cuba y Venezuela sean muy felices...
ResponderEliminarBuen punto. Aunque sabemos que los privilegiados son quien están en el poder.
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