Las pantallas afectan a cómo aprendes y piensas, cómo te comportas, cómo te sientes y cómo conectas con los demás.
Los olores y sabores, el tacto, sensaciones que no pueden transmitirse a través de las pantallas, son importantísimos en el desarrollo temprano y en la formación de vínculos emocionales.
¿Por qué no se prohíben las pantallas? La respuesta es simple: porque la industria tecnológica genera muchísimo dinero, y los gobiernos aún no se han atrevido a pararles los pies.
Los gobiernos son los máximos responsables de nuestro bienestar. Si ellos no lo garantizan, difícilmente se arreglarán las cosas.
La industria del automóvil o la del tabaco, si pudiera, empezaría a vender sus productos a niños de doce años, pero el gobierno prohíbe la conducción y el consumo de tóxicos a esa edad porque sabe que grosos para los niños y para la sociedad.
Nunca toques una pantalla antes de ir al colegio; nunca hagas nada con la atención dividida; nunca metas las pantallas en tu habitación.
El enemigo del aprendizaje es la distracción.
Todos somos diferentes y eso está bien. No hagas caso a lo que digan las modas: su único propósito es hacernos sentir insatisfechos para que compremos productos nuevos constantemente.
La multitarea no te ayuda a concentrarte, ni a a ser más rápido, y está probado que vas a cometer más errores.
La fugacidad con la que pasan las cosas a través de una pantalla acostumbra al cerebro a una velocidad de procesamiento que no es natural, ni es capaz de hacerla con eficiencia, por lo que se pierde rendimiento, principalmente en comprensión y retención. Además genera problemas de lidiar con la paciencia y el aburrimiento.
El aburrimiento es necesario para tu cerebro, es un gran generador de ideas que se desperdician cuando estás constantemente ocupado.
El jugar en libertad tiene una gran influencia en el aprendizaje y la regulación emocional de los niños.
Evadirse continuamente de los problemas usando las pantallas no resuelve los problemas, y nos impide el aprendizaje necesario para saber enfrentarlos.
Las redes sociales, como el tabaco, están pensadas para ser adictivas, incitar al consumo y mantener este por un tiempo infinito.
Pasa más tiempo contigo mismo, escribe un diario, lee libros, habla mucho con tus padres, educadores y amigos.
Mirar las pantallas no ayuda a los niños a aprender a hablar, ni en la lengua propia ni en una segunda lengua.
La prohibición es una herramienta educativa indispensable porque, en la infancia, los recursos personales que permiten asumir responsabilidades todavía no han madurado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario