Charles Bukowski es un escritor fantástico, porque escribe desde las entrañas, sin filtro, puramente emoción y sentimiento, todo ello inundado de alcohol. Este libro no es menos, y en él nos habla, no de las mujeres, sino de su relación con ellas a lo largo de su vida. La visión sarcástica, irónica, a veces brutal, y siempre descarnada de Bukowski y su universo se plasma aquí con la fuerza de siempre, pero esta vez aderezado con un sentimentalismo triste y melancólico que se deja entrever con brillantez bajo capas y capas de lenguaje soez. Esa mezcla de la poesía más conmovedora con la sinceridad más descarnada es el rasgo más distintivo de Bukowski, y una de las razones por las que es uno de mis escritores favoritos. Mi selección de frases de este librazo, como todos los de él, no apto para mentes sin abrir:
· Cuando me corría sentía
que era en la cara de todo lo decente, blanca esperma resbalando por las
cabezas y almas de mis padres muertos. Si hubiera nacido mujer seguro que
hubiera sido una prostituta. Como había nacido hombre anhelaba constantemente
mujeres, cuanto más guarra mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas
mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu alma, y lo poco que quedaba
de la mía, quería conservarlo para mí. Básicamente deseaba prostitutas, porque
eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando
ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y cariñosa, a
pesar de lo que me pudiera costar. De cualquier manera estaba perdido. Un
hombre fuerte pasaría de ambos tipos. Yo no era fuerte. Así que continuaba
regando con las mujeres, con la idea de las mujeres.
· Entonces
desistí de intentar complacerla y simplemente la jodí, poseyéndola
viciosamente. Era como un asesinato.
· Es
por culpa de mi niñez, sabes. Nunca supe lo que era el amor...
· Mientras
los hombres veían el fútbol o bebían cerveza o jugaban a los bolos, ellas, las
mujeres, pensaban en nosotros, concentrándose, estudiando, decidiendo, sia
aceptarnos, descartarnos, cambiarnos, matarnos o simplemente abandarnos. A
final no importaba, hicieran lo que hicieran, acabábamos locos y solos.
· A mí siempre me han
puesto cachondo las resacas, no para besar ni chupar, sino para echar un polvo
sin contemplaciones
· Una vez que una mujer te
da la espalda, olvídala: te aman y de repente algo se da la vuelta. Te pueden
ver muriéndote en una cuneta, atropellado por un coche y pasarán a tu lado
escupiéndote
· Ese es el problema con
la bebida, pensé, mientras me servía un trago. Si ocurre algo malo, bebes para
olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada,
bebes para que pase algo
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