miércoles, 2 de febrero de 2022

La carretera (Cormac McCarthy 2006)


 



  • El color de todo aquello removía en él algo olvidado hacía tiempo.

  • Él pensaba que en la historia del mundo tal vez incluso había más castigo que crimen, pero ese era un vago consuelo.

  • Dicen que las mujeres sueñan con el peligro que acecha a sus seres queridos y que los hombres sueñan con el peligro que corren ellos mismos. Pero yo no sueño nada.

  • Hablaba en una negrura sin profundidad ni dimensiones.

  • Una música amorfa para la próxima era. O quizá la última música en la Tierra, surgida de las cenizas de su devastación.

  • Parecía algo salido de un campo de exterminio. Famélico, extenuado, enfermo de miedo.

  • Un camino largo con hierba muerta.

  • Sueños suntuosos de los que aborrecía despertar. Cosas que el mundo ya no conocía.

  • El cielo del mediodía negro como las bodegas del infierno.

  • Una tierra destripada y erosionada y árida. Huesos de seres muertos desparramados en los aguazales. Basurales de desperdicios anónimos.

  • Las olas encrespadas rompiendo opacas y plomizas y su sonido en la distancia. Como la desolación de un mar extraño rompiendo en las playas de un mundo inaudito.

  • Te llevo en mi corazón, como te he llevado siempre. Eres el mejor que conozco. Siempre los has sido.

  • Olían a musgo en las manos. Se retorcían, bruñidas y musculosas. En sus lomos había dibujos vermiformes que eran mapas del mundo en su devenir. Mapas y laberintos de una cosa que no tenía vuelta atrás.

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