domingo, 18 de mayo de 2014

Hambre (Knut Hamsum, 1890)



Idioma original: noruego
Título original: Slut
Fecha de publicación: 1890
Valoración: Muy recomendable

Grandioso libro del premio Nobel noruego, Knut Hamsum. Aunque desaprobado posteriormente por su simpatía con el régimen nazi, lo cierto es que Hamsum es un maestro de la narración, sobre todo de individuos excéntricos, apartados de la sociedad, outsiders. En este relato, el protagonista es un pobre hombre del que no sabemos mucho, sólo que es escritor, que está en una situación económica ruinosa sin un trabajo estable (aunque le dicen que escribe muy bien), y que pasa hambre. Las peripecias que este individuo utiliza para sobrevivir en esta situación bajo su estricto -y sorprendente para una persona en su posición- código ético, es lo que se nos cuenta con extraordinaria crudeza en esta recomendable novela. El sencillo pero potente final nos hace suponer que la obra es una metáfora de la propia vida personal y profesional del escritor nórdico.


- Escribo como un poseído, y lleno una página tras otra, sin descansar un momento.

- Mentí con los ojos bien abiertos, mentí con sinceridad.

- Es un hombre experimentado, su alma tiene quemaduras.

- Una vez, en verano, estuve loco; trabajaba mucho y me olvidaba de ir a comer a la hora cuando tenía mucho en qué meditar.

- Las frases surgían de mi cerebro una tras otra y escribía sin interrupción.

- Era el tiempo en que yo viajaba, con el estómago vacío, por Cristianía (Oslo), esa ciudad singular que nadie puede abandonar sin llevarse impresa una huella…

- Había llegado el otoño, la estación delicada y fresca en que todas las cosas cambian de color y pasan de la vida a la muerte…

- ¡Con qué regularidad, con qué movimiento uniforme había bajado la pendiente!. Me hallaba privado absolutamente de todo…

- En ese momento, todo mi ser llegaba al paroxismo del sufrimiento… Tenía incluso doloridos los brazos y casi no podía tolerarlos en una posición normal… La gente que iba y venían se deslizaban ante mí.

- En el fiordo, me incorporé un momento… Dirigí una mirada a la tierra y dije Adiós, por entonces a la ciudad; aquella Cristianía (Oslo) en que con toda claridad brillaban las ventanas de todas aquellas viviendas, de todos aquellos hogares…





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