Carta de Bukowski a su editor
 
Hola John,
No creo que duela, a veces, recordar de dónde venimos. Y tú  sabes perfectamente del lugar del que yo vengo. 
Ellos
 llaman a mi profesión “un trabajo de nueve a cinco”,  pero nunca es 
así. Aquí no hay hora del desayuno, y si la hay, seguramente no  la 
empleamos en desayunar.
Tú sabes bien que la esclavitud nunca se  abolió, solo se extendió para incluir todas las razas.
Los
 trabajos nunca van a pagar suficiente a los esclavos  para que sean 
libres, solo lo suficiente para que sigas vivo y vuelvas al  trabajo.
Comencé
 a escribir con disgusto sobre todas esas cosas, para  aliviar la rabia 
de pertenecer a este sistema de mierda. Y ahora, que me llaman  escritor
 profesional, después de haber perdido mis 50 primeros años de vida, me 
 doy cuenta de que hay muchas otras personas atrapadas. 
Yo logré 
salir de allí, aunque me llevase media vida y eso me ha dado una especie
 alegría, la increíble alegría que producen los  milagros.
Ahora 
escribo desde una mente vieja y un cuerpo viejo, mucho  más alejado del 
momento en que cualquier hombre se plantearía iniciar su  camino.
Creo
 que porque comencé tan tarde a dedicarme  profesionalmente a escribir 
me obligo a mi mismo a seguir, y cuando las  palabras me empiezan a 
fallar o me tienen que ayudar a subir las escaleras  todavía siento que 
algo sobre mí debe ser recordado. 
Algo sobre cómo dejé atrás un desastre de vida para ganarme al menos una forma digna de morir.
No tener la sensación de haber perdido la vida entera se  parece mucho a un logro digno, al menos para mí.
Tu chico,
Hank.
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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