Maravilloso
relato del genial escritor praguense. La breve aunque detallada y sobradamente
informativa (o comunicativa) historia de un chico europeo que desembarca sólo y
sin esperanza en América. Allí se tiene que enfrentar por obligación a un nuevo
mundo, metáfora del mundo real, en el que abundan las trampas y los tramposos,
en el que se redefinen los conceptos de amistad, de valor, de honor, de
lealtad, de corrección, de honradez, tomando como punto de partida el dinero y
los intereses comerciales, así como el orgullo y el ego; en una palabra, Karl
Rossman da el salto de repente al mundo adulto con sus reglas estúpidas y su
desorientación generalizada.
Pero a la vez se va dando cuenta de que el que se
rige por las directrices correctas, aunque con más inocencia y por ello con más
sufrimiento, acaba por situarse mucho más arriba de lo que los rastreros
explotadores ni siquiera pudieron imaginar llegar, de que el que construye su
casa basándose en unos buenos cimientos puede llegar a erigir rascacielos y de
que la inteligencia es el motor de la vida y siempre te ayudará a llegar a buen
puerto.
A medida que va atravesando por diversos sucesos Kart Rossman se va
construyendo a sí mismo, lenta pero sólidamente, soportando las estupideces de
aquellos que nunca han sabido organizar su proyecto vital y que , viéndose
perdidos, buscan arrastrar a todos a su abismo con el afán de encontrar algún
consuelo en la desgracia compartida.
Rossman los va superando uno a uno casi
sin darse cuenta, sólo actuando de la manera correcta hasta llegar, en palabras
del propio Kafka, al lugar dónde se encontraría a sí mismo, dónde encontraría
de nuevo su patria, donde se reencontraría con sus padres...